Hay un antes y un después de los Juegos de Londres para Brigitte Yagüe. “Te cambia muchísimo la vida una medalla, sea del color que sea”, explica. La suya fue de plata en taekwondo en la categoría de -49 Kg. “Cuando volví a Mallorca todo el mundo me reconocía y es un halago porque llevaba muchos años sacando medallas y no me conocía casi nadie. Londres lo cambió todo”.

ambió el reconocimiento social e institucional pero también su rutina deportiva, ya que su prioridad pasó a ser recuperarse de la lesión en el isquio que llevaba arrastrando desde hacía años. “Estuve tratándome con los fisios en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat hasta mayo. Entonces, desapareció el dolor y empecé con los ejercicios de estiramiento y a partir de agosto, con la parte muscular. El dolor tardó en irse y estuve seis o siete meses hasta que se fue del todo pero al menos evité la operación”, cuenta.

Un año fuera del tapiz
En total estuvo un año parada, sin tocar el tapiz, y eso para una deportista tan competitiva e inquieta como ella se le hizo eterno. Lo pasó mal, sobre todo porque 2013 fue año de Mundial, el celebrado en julio en Puebla (México), y ella no pudo competir. “Es que tenía molestias hasta en mi vida normal, por ejemplo, al estar sentada. Además, no podía hacer nada utilizando la pierna. Cuando vi que mejoraba fue un alivio. Traté de tomármelo con paciencia y pensar que aunque era un año perdido a nivel de competición, iba a recuperarme”, cuenta.

Y lo consiguió. En septiembre empezó a entrenar, en noviembre fue a la Copa del Mundo por equipos que se disputó en Costa de Marfil y donde quedaron cuartas, y en diciembre volvió a saborear el éxito colgándose el oro en el Grand Prix de Mánchester. En él participan las 32 mejores del ranking mundial y es importante porque “puntúa mucho para el ranking mundial y olímpico”.

“Me sentí muy bien. Me faltaba ritmo de combate, de estar tantos meses fuera de las pistas, pero hice combates muy tácticos e inteligentes para no cansarme de cara al último asalto. Fue la recompensa a un año en el que lo había pasado mal”, dice.

Regresa a Palma, 15 años después
En ese año en blanco, cambiaron otros aspectos importantes en su vida. Tras 15 años en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat (Barcelona), decidió volver a su tierra, a Palma de Mallorca, porque “siempre la he echado mucho de menos. Tenía claro que iba a volver a casa y era el momento”. Así que, en cuanto acabó con la parte de los fisios en la ciudad condal hizo las maletas junto a su marido, el también taekwondista José Antonio Ramos, y volvió a casa.

Supuso un cambio vital, ya que dejaba a su entrenador y compañeros de siempre para embarcarse en una nueva aventura. Empezó a entrenarse bajo las órdenes de su marido, que además de haber sido olímpico en taekwondo, lleva varios años ya como entrenador. Lo ha sido tres de Francia y del campeón del mundo, que es de Gabón. “Ha conseguido muchos títulos. El cambio ha sido muy positivo”, dice ella sonriendo.

Sus dos ilusiones: los Juegos de Río y su gimnasio
Brigitte, actual número cuatro del ranking mundial, sigue centrada en la alta competición y entrenándose con la mente puesta, en este 2014, en el Europeo de mayo y en los Grand Prix de julio, septiembre y diciembre. “Mi intención es quedarme entre las seis primeras del ranking para poder ir a los Juegos de Río por clasificación directa. Tengo que mantenerme ahí hasta finales de 2015″, explica.

Pero además de seguir manteniéndose entre las mejores, hay otro proyecto que la ilusiona como a una niña. Mañana inaugura junto a su marido el gimnasio Club Elite Ramos & Brigitte, “un club innovador en Europa porque combina entrenamientos de alta competición con taekwondo de base”.

Desde que se mudaron a Palma era la ilusión de ambos. José Antonio quería seguir entrenando al más alto nivel y durante estos meses se han puesto en sus manos el equipo de Gabón, Panamá, Costa Rica, Aruba y Kazajistán. “Hasta ahora lo preparábamos en un gimnasio de un amigo pero la pista de taekwondo era pequeñita”, explica Brigitte. Del taekwondo base se encargará José Luis Méndez, también deportista destacado que ha estado 13 años en el CAR y compitiendo con los mejores.

“Era una idea que me rondaba la cabeza desde hace tiempo. Siempre tuve la intención de volver a casa y hacer algo relacionado con mi deporte. Lo que más me apetece es ver a los niños y enseñarles. Y, por qué no, llegar a verles algún día en competiciones importantes”, dice risueña. “Por cierto, quiero agradecer a la pastelería Ángel, a la joyería Fernando Miró, al Hotel Horizonte, y al grupo Faustino su apoyo mañana en la inauguración y permitirnos que sea un evento grande”, añade. No se quiere olvidar de ninguno de los que han hecho posible este sueño.

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